Han transcurrido 25 años desde que me radiqué en Latacunga, en este tiempo he aprendido a conocerla, a quererla, y a formar parte de esta ciudad y de su gente. Este referente me faculta para, con conocimiento de causa, afirmar que el potencial cultural de esta bella tierra es enorme, pero que, lastimosamente, ocupa el último lugar en las preocupaciones de las autoridades locales.
La gestión cultural es prácticamente nula, no se cuenta con políticas públicas en este ámbito que garanticen el cumplimiento adecuado de una responsabilidad municipal que debería constituirse en el pilar fundamental para la promoción cívica, el buen uso del tiempo libre y el esparcimiento, así como la necesaria construcción de la memoria histórica colectiva que cohesione a un pueblo en torno a sus patrimonios y construya puentes para hacer realidad una efectiva relación intercultural que minimice los potenciales conflictos que genera la pluriculturalidad.
Quizá, abordar este tema en tiempos de crisis sanitaria, económica y ética parezca innecesario o incluso inoportuno, sin embargo, a mi entender, es todo lo contrario ya que en sus esfuerzos de desarrollo el ser humano es un incesante generador de cultura y esta a su vez es la que posibilita ir al encuentro de una vida feliz.
Demás esta decir que Latacunga debe resolver enormes problemas de infraestructura básica, como suministro de agua potable de calidad y en la cantidad suficiente, redes de alcantarillado, de energía eléctrica, áreas verdes y organización urbana, sistemas de seguridad y equipamiento tecnológico, sin embargo todo ello funcionará adecuadamente si se tiene un pueblo culto.
En una ciudad como Latacunga, su propuesta cultural, al menos la que se promueve desde la administración municipal, aún tiene mucho camino por recorrer, ojalá algún día piensen en democratizar la cultura y abran un amplio espacio de análisis y propuesta que con un proceso participativo sea posible la formulación consensuada y coordinada de políticas públicas para la gestión cultural.
Arquitecto, PhD en Ciencias de la Educación, Catedrático Universitario, Escritor, Investigador del Patrimonio Cultural y de las Ciencias Sociales. Columnista en varios medios de comunicación.
“Es indispensable sentipensar Cotopaxi, para consolidar la memoria colectiva, analizar críticamente el presente y proyectar el futuro con espíritu resiliente y sinérgico”.
