fbpx

LA RESPONSABILIDAD, LA COLABORACIÓN Y LA LEALTAD

El cercano, el conocido, el ex compañero de colegio, de universidad, el integrante de la asociación o el amigo de barrio, por diversas razones llega a un importante cargo, llega a una función de elección popular o llega a un cargo burocrático elevado por sus “grandes méritos o por palanqueo, pero llega”; desde esas funciones debe buscar “a los mejores hombres y mujeres” para que cumplan diversas funcione y sean parte del equipo de trabajo para los próximos cuatro años, en el caso de una función de elección popular, esa es la realidad y así se procede en nuestro medio, de acuerdo a la costumbre o a la tradición.

Para llegar a esa función, él en ese entonces candidato, debió haber presentado en el organismo electoral su “plan de trabajo” para los próximos cuatro años, documento que debe ser el que le acompañe todos los días al dignatario y a sus colaboradores. 

Solicitarle a una persona, por parte del dignatario, que le acompañe en determinada función es una gran deferencia, se lo hace porque tiene conocimiento, porque tiene experiencia, porque cumple el perfil para ese cargo y porque será un verdadero aporte para la administración y para la comunidad. Una fuerte responsabilidad la que carga sobre sus hombros, dura y difícil y que tratará de sobrellevar de la mejor manera, para no  perder la confianza depositada en su persona.

Para cumplir con las disposiciones legales, en el caso de un asunto político, como el de proponer su nombre para integrar la terna de vicepresidente de la república, se requiere de una serie de consideraciones, pero principalmente el propuesto debe tener un mínimo de lealtad para cumplir con los objetivos de quien le ha entregado su confianza; el propuesto sabe que las funciones durarán dos o tres años y deberá cumplir a cabalidad con lo que disponga el primer mandatario, en el caso de nuestro país en la  actualidad, ha habido lealtad por parte del vicepresidente renunciante, si él sabía a la perfección que las funciones de vicepresidente durarían hasta mayo del 2021, pero el dejó la dignidad faltando casi 10 meses para que concluya el período: ¿Es lealtad ese comportamiento o es un egoísmo y un oportunismo para abrirse campo en el terreno de la política electoral?

En el caso de los colaboradores del Alcalde, ahora que se les han solicitado la renuncia a los jefes y directores departamentales -su disponibilidad del cargo-, ¿existe una verdadera lealtad?; si el primer personero de la ciudad le solicitó a su conocido, a su amigo o a un ciudadano con magníficas condiciones, que desempeñe determinadas funciones, la persona propuesta debería tener un mínimo de lealtad para acompañarlo y cumplir a cabalidad las responsabilidades entregadas. A la hora de la verdad parece que eso no ha sucedido pues algunos de ellos, se conocerá de acuerdo a la evaluación, no cumplieron a cabalidad con la confianza y responsabilidades entregadas en el marco de la lealtad que debe estar a toda prueba, pues se considera que la lealtad es un sentimiento de respeto y fidelidad a los principios establecidos hacia alguien. Es una devoción de alguna persona o ciudadano con un Estado gobernante, comunidad, persona, causa o hacia sí mismo.

La lealtad es el cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las  del honor. Es una actitud de quien no engaña, traiciona o abandona, a sus amigos y superiores o de quien se mantiene firme a sus ideales y convicciones. Lo más importante en la amistad es la lealtad.

En este mundo colmado de crisis, de falta de valores, de la incierta aplicación de sentimientos nobles y de los más inspiradores sentimientos de ayuda y solidaridad, la lealtad se hace indispensable, se necesita lealtad al amigo y consecuencia, a la institución que servimos, a la persona que nos entregó la oportunidad de servir desde determinadas funciones; a la familia, a la patria. La lealtad crece cuando se despierta la justicia.

Por tanto gobernantes y políticos tienen la obligación de no traicionar al pueblo aumentando privilegios a quienes tienen más, mientras los pobres continúan más pobres. Gobernantes que no cumplen con los postulados ideológicos y la responsabilidad de justicia social, corren el riesgo de ser desleales para con su pueblo.

En las actuales circunstancias  por las que atraviesa nuestro país, con permanentes demostraciones de organización para hacer mal a los demás, de justarse para sacar provecho de recursos económicos de entidades del Estado para beneficio propio todos los días, es importante considerar que cuando la persona moldea su mundo interior descartando intereses particulares, adquiere principios y se sujeta a ellos para enrumbar su vida; entonces,  orienta su conducta hacia las causas nobles y es la lealtad activa y encaminada al servicio social, de la justicia y de la libertad.

En realidad, no solamente son aquellos –funcionarios- a quienes se les solicitó apoyo y ayuda para una gestión, sino también para aquellos que conforman un cuerpo colegiado, todos deberían remar para el mismo lado, aunque existan discrepancias y críticas, estas deben estar encaminadas al bien común y no para hacer daño al gobernante o al funcionario que dirige determinada institución. En este marco parecería que la lealtad ha estado ausente de la condición y practica humanas.

La lealtad se demuestra con servicios honestos, con actividades tenaces y fieles a las causas y principios nobles. En definitiva la lealtad implica también valor civil, es actividad que responde a la defensa de la libertad; tratando en todo momento de luchar por la grandeza, seguridad y bienestar de la nación. La lealtad debería unirnos cada vez más, más aún cuando nos encontramos viviendo momentos especiales, no olvidemos de cumplir responsablemente, colaborar sinceramente y ser leal en cada acción positiva.