Cuando se recibe un diagnóstico que confirma las sospechas de una dificultad en el desarrollo de un hijo, hija o familiar, que puede a futuro resultar en una discapacidad, el sentimiento de impotencia, de incertidumbre nos invade. Se comienza a investigar para tratar de dar respuesta a muchas interrogantes, se desea tener más certezas de algo que por el momento puede ser impredecible. Emocionalmente es devastador, el entorno familiar se ve afectado por el cambio repentino de rutinas, de proyectos que deben posponerse y se pasa a dar prioridad a la atención de quien más necesita.
En ese recorrido de indagaciones, de búsquedas, se puede sentir que muchas preguntas no tienen respuesta, o no se avanza; habrá cosas que solo con el tiempo se dilucidarán y mucho dependerá de cómo se enfrente ese momento, de haber encontrado a profesionales empáticos que nos guíen en el proceso para dar la atención oportuna y calificada a nuestro familiar y a nosotros mismos.
En ocasiones sentiremos que estamos solos, no vemos a nuestro alrededor y pensamos que sólo nos pasa a nosotros. No es así, debemos mirar detenidamente, buscar objetivamente, y descubriremos que hay muchos más casos, talvez no como el nuestro porque cada ser humano es único, pero sí con muchas similitudes y por tanto se convierten en compañeros en el camino que estamos recorriendo.
Es importante no aislarnos, pasarán los días y, hoy, gracias a las redes sociales, al internet, se puede encontrar grupos de personas con diversas dificultades, o de sus familiares (eso sí, detengámonos a leer y confirmar que aporten y traten con fundamentación los temas de nuestro interés) que cuentan sus experiencias y los resultados que han obtenido. Seguramente encontraremos situaciones que ya las hemos vivido y ellos obtuvieron resultados con la aplicación de cierta estrategia que para nosotros puede resultar nueva, o al contrario.
De esta vivencia, lo que debemos rescatar es lo enriquecedor que se convierte ese compartir con quienes tienen similares dificultades, son seres humanos muy valiosos, nos ayudará a sentirnos acompañados. Estos grupos de padres o de familiares deben convertirse en redes de apoyo para sostenernos e impulsarnos. Que cuando algún miembro esté hundiéndose en sus aflicciones, la solidaridad del resto le ayude a tomar aliento y seguir.
Hagamos que las nuevas tecnologías de la información se pongan a nuestro servicio, busquemos con paciencia y objetividad grupos que se manejen con ética, acompañados de la ciencia y evidencias académicas, y si bien no nos dan un soporte económico sí nos pueden dar un soporte afectivo muy importante cuando el camino a recorrer es de toda una vida.
Madre
Licenciada en Ciencias de la Educación
Diplomado superior en Gerencia Educativa
Diplomado en Archivística y Gestión Documental