El enredo urbano: cuando los cables conquistan la ciudad

En la era digital, nuestras ciudades están experimentando una transformación enredada y electrificada. Los cables, invisibles y visibles son omnipresentes, se han convertido en el tejido conectivo que mantiene unida a la sociedad contemporánea. Sin embargo, a medida que la tecnología avanza y nuestras demandas de conectividad se intensifican, también lo hace el enredo urbano, un fenómeno que plantea desafíos y oportunidades únicas para el desarrollo de las ciudades modernas.

Latacunga no es la excepción, todos los días empresas privadas y públicas instalan más y más cables, esa telaraña  de infraestructura de cables, no solo que afecta la estética de la ciudad, sino que se convierte en un peligro permanente para los ciudadanos a los que se pretende servir.

Las calles que pisamos, los postes de alumbrado público, las casas y edificios que habitamos, incluso el aire que respiramos, están saturados de cables. Sabemos que en estos tiempos, estos conductores de información y energía son indispensables para las actividades diarias, alimentando desde los sistemas de iluminación hasta la conectividad global; sin embargo, a medida que más cables se suman a la red, surge una preocupación inevitable: ¿hasta qué punto pueden nuestras ciudades manejar este enredo?

La sobrecarga de cables plantea una serie de desafíos para las ciudades modernas. Estéticamente, las marañas de cables suspendidos entre postes y edificios pueden ser visualmente abrumadoras, alterando el paisaje urbano y generando una sensación de caos. Además, la redundancia y la falta de organización pueden dificultar el mantenimiento y la expansión de la infraestructura.

Para disminuir el impacto en el desarrollo urbano es necesario y con urgencia enfrentar el desafío; el enredo urbano también ofrece oportunidades para la innovación y el desarrollo sostenible. Así, la integración de tecnologías inalámbricas y la adopción de soluciones de gestión de cables subterráneos pueden liberar espacio visual y facilitar la expansión urbana planificada. La transición a tecnologías más eficientes y la reducción de la dependencia de cables físicos también pueden contribuir a la sostenibilidad ambiental.

Los gobiernos autónomos descentralizados no pueden ni deben hacerse de la vista gorda ante este problema, deben incorporar al rol de la planificación urbana la gestión eficiente y cuidadosa del enredo urbano que provocan los cables.

Las ciudades deben considerar estrategias para la organización y consolidación de cables, así como la adopción de tecnologías que minimicen la necesidad de infraestructuras físicas. La colaboración entre gobiernos locales, empresas de servicios públicos y la industria tecnológica es esencial para abordar estos desafíos de manera integral.

El futuro conectado no debe asfixiarnos, es necesario avanzar hacia ciudades eficientes y estéticamente placenteras. Paremos ya esa visión de ciudades invadidas por alambres.