COTOPAXI DEBE PROTEGER SU PATRIMONIO NATURAL

Es indignante comprobar una vez más que las autoridades locales y los representantes del Gobierno Nacional en la provincia demuestran que no están preparados para atender una emergencia. Unos dicen que no tienen presupuesto, otros que no son sus competencias y el número de hectáreas consumidas por el fuego crece. Los cuerpos de bomberos de los diferentes cantones están mal equipados, cuentan con escaso personal y cuando se trata de atender un incendio forestal, en el que el trabajo se desarrolla en zonas de difícil acceso, no reciben alimentación adecuada e hidratación oportuna.

Las estadísticas son alarmantes,  según estas somos una de las provincias del Ecuador con mayor fragilidad, al inicio del verano 2020 ya se registran dos incendios forestales, únicamente en el Putzalahua cerca de 200 hectáreas se han consumido en tres días. Esperemos que al terminar la época seca en octubre, no tengamos que lamentar tener un nuevo récord negativo de hectáreas devastadas por las llamas.

Merece mejor suerte una provincia que en su territorio contiene un vasto Patrimonio Natural, así: el Parque Nacional Cotopaxi con 33 Mil 393 hectáreas compartidas entre las provincias de Cotopaxi, Pichincha y Napo; el Parque Nacional Llanganates situado entre las provincias de Cotopaxi, Tungurahua, Pastaza y Napo con 219 Mil 707 hectáreas; la Reserva Ecológica los Illinizas con 150 Mil hectáreas, distribuidas entre las provincias de Cotopaxi, Pichincha y Santo Domingo de los Tsáchilas; en todas ellas encontramos una amplia y valiosa biodiversidad.

Constan entre los derechos constitucionales, aquellos que tienen que ver con la naturaleza, pero en la práctica su salvaguarda está quedando en una quimera, el pueblo ecuatoriano debe tomar conciencia y exigir que aquellos que tanto se desgarran las vestiduras ofreciendo su “sacrificio personal” para servirnos, dejen de lado mezquindades, vanidades y lucimientos personales y se pongan a trabajar en el desarrollo de un amplio y sostenido proyecto de salvaguarda, educación y comunicación para evitar la destrucción de nuestra “Pacha Mama” por los incendios forestales, que con el cambio climático, año tras año devastan amplias extensiones de páramos y bosques con el consecuente deterioro para la biodiversidad. Es hora de decir basta a la improvisación.

La salvaguarda tiene que ver entre otros aspectos con defender, proteger, amparar, patrullar; la educación debe servir para garantizar que la población no propicie involuntariamente incendios, sea por descuidos o por la negativa costumbre de quemas de maleza para preparar terrenos para el cultivo; la comunicación debe formar parte de una campaña permanente de prevención de incendios.

Si no cuidamos la naturaleza, los riesgos para la humanidad se incrementan, la indolencia y la improvisación deben dar paso a acciones oportunas y adecuadamente planificadas. Es hora de proponer una iniciativa que garantice una zona de protección efectiva del Putzalahua.