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VALORES SIMBÓLICOS DE LA FIESTA DE LA MAMA NEGRA (SEGUNDA PARTE)

Dimensión psicosocial

La Mama Negra de septiembre, con carácter popular, se caracteriza por el anonimato individual de sus personajes. Los elementos psicosociales se establecen a partir de la convicción colectiva de que la calidad de vida depende de la fiesta, que posibilita exteriorizar las rogativas religiosas y los pedidos a las autoridades, para que guíen con sabiduría al pueblo.

Por su parte, la Mama Negra de noviembre conserva los ritos religiosos, los salpica con poética satírica para que las autoridades «se porten bien», pero se diferencia de la anterior por el lucimiento individual de los personajes, que adquieren las designaciones como un honor concedido por el pueblo (en realidad por las autoridades), para alcanzar, por sus atributos, esta digna representación. Ello es tomado como un símbolo de estatus y prestigio social que, en no pocas ocasiones, sirve para obtener autoevaluaciones positivas que los llevan a considerar que son las personas idóneas para incursionar en la política y acceder así a espacios de poder.

En la actualidad, como las dos fiestas están incorporadas al patrimonio intangible del Ecuador, se convierten cada día en fenómenos de alta convocatoria, y esa masividad atrae nuevos intereses, especialmente, de carácter comercial. Estas nuevas motivaciones hacen que los elementos psicosociales giren en torno a los intereses económicos, cuando, en realidad, debería primar la expresión de unidad, solidaridad e identidad.

Personajes de la Mama Negra de Noviembre en el parque “Vicente León” (9 noviembre, 1.963). Fotografía de Carlos Gonzalo Vizuete. De izquierda a derecha: Sara Bedón, Gladys Muñoz, Héctor Zúñiga Carrillo, Edgar Aguirre Clavijo y Juan José Villacreses Narváez.

Dimensión temporal

La historia de la Mama Negra no cuenta con sólidos referentes de origen en el caso de la expresión popular de septiembre; por tanto, es difícil datar cuándo realmente inicia. Esto, sin embargo, no es un obstáculo para estructurar un cuerpo teórico de carácter temporal que reúna elementos suficientes para el análisis de la riquísima expresión artística del conjunto de manifestaciones que se desarrollan.

La Mama Negra de noviembre, con un referente histórico de apenas 55 años, tiene su origen en la actitud novelera de un grupo de jóvenes del barrio centro de Latacunga que, ante el declive de la expresión popular, hicieron una parodia que, curiosamente, con el pasar de los años, fue cobrando fuerza hasta alcanzar un simbolismo de enorme trascendencia. Ello ha desembocado en que, inclusive, en no pocas ocasiones, hasta las autoridades olviden de que en este mes se recuerda la Independencia de Latacunga y que la Mama Negra es un acto más de esta celebración.

Actualmente, la masividad va transformando la fiesta, lo que provoca que pierda su referente espacio-temporal y que se conciba con una visión exclusivamente turística. Muchos otros elementos simbólicos e identitarios se han ido perdiendo y se han incorporado elementos foráneos; lo que distorsiona la fiesta y pone en riesgo su valor como patrimonio cultural nacional.

Dimensión conductual

Para las asociaciones de comerciantes del mercado «El Salto», la conducta colectiva está pautada por la fe religiosa que gira en torno a la Virgen de La Merced, y se trabaja todo el año con el propósito de llegar al mes de septiembre y poder expresar su tributo a través de la fiesta popular de la Mama Negra. Ningún sacrificio económico es suficiente cuando de celebrar se trata; es por ello que se realizan los preparativos (genuina expresión conductual colectiva de solidaridad y trabajo comunitario) para exteriorizar en tres días todas sus capacidades artísticas en la danza, el teatro, la música, la artesanía, la gastronomía. Tres días en los que se combinan ritos religiosos y paganos, que forman en conjunto el meollo de una fiesta que se erige como el principio y fin de la vida.

El Gobierno Autónomo Descentralizado de Latacunga cuenta con ordenanzas que garantizan la realización anual de la fiesta de la Mama Negra novembrina. La primera está relacionada con la estructuración y funcionamiento del Comité Ejecutivo de la Mama Negra, con las coordinaciones en el Comité Permanente de Fiestas y otros organismos y, además, establece las regulaciones para la designación de personajes principales. La segunda ordenanza, de carácter económico, fija una contribución ciudadana que se recauda en diferentes transacciones municipales y crea un fondo anual para los festejos. Por último, la tercera está orientada a salvaguardar la fiesta en su condición de patrimonio cultural intangible del Ecuador.

La fuerte institucionalidad de la festividad está asentada en un estricto y rígido ceremonial que determina conductas individuales y colectivas que, sin lugar a duda, condicionan la vida de los pobladores y de sus instituciones públicas y privadas.

La Mama Negra de septiembre y la Mama Negra de noviembre condicionan las dinámicas socioculturales de Latacunga, incluso pautan entre los actores directos las distancias que existen entre diferentes clases sociales; lo que trasciende la dimensión étnica y se manifiesta en variables de orden económico, productivas e intelectuales. Estas características marcan distancias y diferencias y, al final, terminan convirtiéndose en conductas colectivas de identificación de roles en una sociedad compleja, que mantiene fuertes rasgos coloniales expresados, incluso, en los personajes que forman parte de esta representación tragicómica de las vivencias de un pueblo. 

Jochas organizadas por el Barrio Centro (1.974). Fotografía de Carlos Gonzalo Vizuete. En la calle Padre Salcedo, conocida como “La Compañía”, actúa el conjunto musical “Los Tucumbi”, dirigidos por Julián Tucumbi

Dimensión social

La ciudad de Latacunga nació como un tambo indígena. En la conquista española tuvo una fundación temprana (1584) como asiento y muchos años después (1811) adquirió la categoría de villa. En época republicana fue elevada a cabecera cantonal y luego a capital de provincia.

Su envidiable ubicación geográfica (actualmente está en el centro del Ecuador continental) hizo que históricamente en ella vivieran familias acaudaladas con títulos de nobleza española y de mucho poder político. Incluso la nobleza indígena (caciques principales) influyó y dominó este territorio libremente.

Durante varios años grandes terratenientes fueron los amos y señores de esta región, desplazaron al indio a los páramos y desarrollaron una explotación sin límites, especialmente, en obrajes y haciendas agrícolas y ganaderas; esto trajo como consecuencia que una minoría privilegiada de blancos y mestizos impusiera sus valores culturales e inferiorizara las expresiones indígenas.

En la actualidad, si bien persiste una solapada discriminación, especialmente étnica, el fuerte flujo de sangre mestiza ha hecho que no solo rimbombantes apellidos castellanos se combinen con los que tienen su origen en pueblos ancestrales, sino que la migración campo-ciudad y la activa y militante participación política de las organizaciones indígenas posibiliten el ascenso a puestos públicos claves de la administración local, y creen condiciones nuevas en las valoraciones socioculturales de un pueblo que se encuentra en la encrucijada de sus tradiciones diversas y de una modernidad urbano-campesina que complejiza el diálogo intercultural y, en no pocas ocasiones, establece posturas confrontadas con alto riesgo para una convivencia armoniosa.

El movimiento cultural artístico de raíz indígena cada vez es más fuerte; cobra presencia masiva gracias a los medios de comunicación (televisión y radiodifusoras de comunidades indígenas) y obliga al sector mestizo a una transculturación que, sin referentes teóricos, asume como propia. La Mama Negra es, sin lugar a duda, el centro de esos encuentros y desencuentros, ya que en ella anualmente los blancos mestizos visten poncho y sombrero como símbolo de identidad, en tanto que el indígena se mimetiza y encuentra en esta aceptación implícita su «ascenso» y acceso a muchas costumbres blanco- mestizas a las que siempre aspiró, pero que por años le fueron vedadas.