¡No señor, no puede, a menos que sea el cacique o dueño de un partido o movimiento político!
Es que usted tienen algunas cualidades que no lo permitirían, casi siempre practica lo que predica, ha tratado de ser un modelo de honor, honestidad y decoro, a más de ser inexperto en actos de corrupción; usted nunca se apartaría de lo correcto en favor de su enriquecimiento a costa de los demás, ni estaría dispuesto a ignorar o hacerse el de la vista gorda ante la mentira, la trampa o el robo, sino que más bien trataría de combatirlos.
Usted está entre los hombres que no tienen un precio al que se les pueda comprar; que no le piden un préstamo a la integridad para pagar la conveniencia; que tienen sus prioridades claras y en el orden adecuado; que no tienen miedo de correr riesgos para defender lo justo; que son honestos tanto en los pequeños como en los grandes asuntos; aquellos en los que un apretón de manos se constituye en un contrato férreo.
Así mismo, sus proyecciones son demasiado grandes, inclusive permitiría la inserción de todos; sabe ganar con elegancia y perder con dignidad; se resiste a creer que la astucia, la viveza y la fanfarronería sean las tres claves del éxito; todavía tienen amigos que los hizo hace más de treinta años; antepone los principios y la coherencia a la política o al progreso personal; y lo que es más, no tiene miedo de irse en contra de la opinión popular cuando de salvaguardar sus ideas fundamentales y valores se trata; trabaja para convertir las circunstancias adversas en oportunidades de aprendizaje y mejora; hasta considera a aquellos que le han hecho desplantes o han cometido injusticias en contra de sus congéneres.
Podría considerarse como una persona que actúa sin una pizca de engaño, astucia, vanidad o mala intención; dice siempre lo que quiere decir y quiere decir lo que siempre dice; ni pensar en preguntarle si dice la verdad, porque cumple con su palabra como si fuera una extremidad indispensable e inseparable, como un brazo o una pierna; por otro lado, no creo que esté dispuesto a descuidar lo coherente para lograr un pacto que le haría quedar bien con sus patrones, ya que usted sabe lo importante que es predicar con el ejemplo y no tratar a sus subalternos a punte ladrido de órdenes.
¿Acaso piensa que a las grandes mayorías les importa prioritariamente el combate a la corrupción? ¿El nepotismo disfrazado de intercambio de puestos para familiares y amigos, entre quienes han sido seleccionados como los menos malos, para ocupar una dignidad de elección popular? ¿Los abusos de los gobernantes que le sacan en cara las obritas realizadas con grandes sobreprecios y contratistas de su predilección, y que aparte le dicen que no sean malagradecidos?
En fin, usted sería la antítesis de los candidatos, no tendría la más mínima posibilidad de llegar al poder, no señor, además no olvide que la memoria es frágil, que con la ayuda del tiempo y los parásitos que han hecho de la política un negocio y una empresa electoral, rápidamente se destierran las corruptelas e inmoralidades, ya que el castigo a éstas no es prioridad para el electorado, más bien se constituye en algo casi intrascendente, en briznas que no han sido resueltas, sin que se haya recuperado lo saqueado, con fuentes de empleo en pleno desplome y de obra pública, nones.
Se ha cocido el caldo de cultivo ideal para que renazca el fenómeno propio de los sistemas políticos débiles, donde el órgano electoral encargado de “organizar, dirigir, vigilar y garantizar, de manera transparente y eficaz los procesos electorales”, se pasa por encima de leyes y reglamentos, con el fin de facilitar la implementación de los lineamientos establecidos para el sub continente americano, por parte de quienes mediante una agenda “progresista” que relativiza los valores, desmitifica las religiones introduciendo elementos que las confunden con sectas esotéricas y un control de medios, impulsan el culto a un falso líder que sería capaz de controlar a la población y consumar una tarea que quedó pendiente.
Definitivamente, no señor, usted no puede ser candidato.
«Curioso, en busca de nuevos caminos y la verdad desnuda.»
Controlador de Tránsito Aéreo (USAF), Mayor de Estado Mayor Técnico FAE (SP), Licenciado en Administración Aeronáutica, Ingeniero Comercial, Diplomado, Especialista y Magister en Pedagogía