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VALORA LA VIDA

A veces, la vida nos pone a prueba, nos plantea situaciones que parecerían superar nuestras capacidades. Hoy el mundo está siendo sacudido por una pandemia que tiene en jaque a toda la humanidad; esta circunstancia nos puede llevar al límite y hacer que nos cuestionemos si tenemos la fuerza y la voluntad necesarias para continuar adelante. En este punto tenemos dos opciones: dejarnos vencer o sobreponernos y salir fortalecidos.

Apostemos por la segunda opción, la resiliencia, que es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones difíciles y sobreponerse, gracias a ella debemos afrontar esta crisis sanitaria y, con las lecciones aprendidas, también podemos salir vigorizados.

La resiliencia individual implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades. Esta a su vez debe facilitar que avancemos en la construcción de una sociedad resiliente, que nos lleve un paso más allá y podamos utilizar esta situación extrema para crecer y desarrollar al máximo nuestro potencial.

Para las personas resilientes no existe una vida dura, sino momentos difíciles. Y no se trata de una simple disquisición terminológica, sino de una manera diferente y más optimista de ver el mundo, ya que son conscientes de que después de la tormenta llega la calma. Hagamos nuestra tarea personal, predispongámonos a manejar con disciplina y buen carácter esta situación que no termina cuando el pico infeccioso empieza a descender, demandará mayores dosis de creatividad y paciencia salir de las secuelas de largo plazo, aquellas relacionadas con la economía y sus crisis recurrentes.

Nuestros antepasados y nosotros mismos hemos tenido que lidiar periódicamente con desastres naturales, pandemias y epidemias e incluso graves males sociales como la corrupción de diferentes gobiernos o democracias falsas. De algunos de estos males hemos aprendido lecciones que nos ayudan a vivir mejor, de otros todavía tenemos que analizarlos y entenderlos para no seguir cometiendo errores.

En emergencias, como la actual, es necesario que cambiemos algunos hábitos y creencias, es impostergable que entendamos que nuestros derechos terminan donde empiezan los de los demás, es fundamental actuar con responsabilidad social, y si hoy la principal tarea es quedarnos en casa y cumplir con un proceso de aislamiento que evite la propagación del virus, esta puede ser la oportunidad perfecta para:

Tomar consciencia de nuestras potencialidades y limitaciones. El autoconocimiento es un arma muy poderosa para enfrentar las adversidades y los retos.

Seamos creativos para cumplir con nuestras obligaciones laborales desde casa.

Confiemos en nuestras capacidades, no perdamos de vista nuestros objetivos, en el hogar aprendamos a trabajar en equipo.

Asumamos las dificultades como una oportunidad para aprender. 

Aprendamos de las prácticas milenarias y tomemos plena conciencia de cómo vivir aceptando las limitaciones e intentando sacarles el mayor provecho. Disfrutemos de los pequeños detalles y no perdamos nuestra capacidad de asombro.

Veamos la vida con objetividad, pero siempre a través de un prisma optimista, convenzámonos de que por muy oscura que se presente la jornada, el día siguiente puede ser mejor.

Creemos una sólida red de apoyo mutuo, hoy la tecnología permite acercarte sin tener que trasladarte físicamente; internet y el teléfono deben servir para estrechar lazos fraternales.

Es imposible controlar todas las situaciones, aprende a lidiar con la incertidumbre. Céntrate en cambiar tus emociones, cuando no puedas cambiar la realidad.

No te cierres al cambio y siempre debes mostrar disposición a valorar diferentes alternativas, sin aferrarte obsesivamente a una única solución.

Encuentra en tu interior la motivación que te ayude a mantenerte firme y luchar por alcanzar las metas.

Parecería una utopía, pero afrontar la adversidad con humor ayuda mucho, seamos capaces de reírnos de la adversidad y sacar una broma de las desdichas. La risa ayuda a mantenerse optimistas y, sobre todo, permite enfocarse en los aspectos positivos de las situaciones.

Para superar un suceso traumático el apoyo social y la solidaridad son fundamentales.

Estos elementos de resiliencia individual posibilitarán construir progresivamente una sociedad más equitativa, más humanista, una sociedad resiliente. Valoremos la vida.