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El perro guía: el binomio perfecto para superar desafíos

Las personas con discapacidad visual tienen  en el perro guía a  un gran aliado que les permite formar un equipo de trabajo para lograr la inclusión y la accesibilidad; aporta un  apoyo emocional invaluable, combatiendo la soledad y el aislamiento. Y es, precisamente, como un reconocimiento a su noble e inspiradora labor que se ha designado al último miércoles del mes de abril como el Día Internacional del Perro Guía.

En un mundo donde la oscuridad es una constante, la presencia y compañía de un perro guía puede cambiar la forma de relacionarse de una persona con discapacidad visual con este y convertirlo en una realidad más esperanzadora, el profundo vínculo que llegan a desarrollar aporta a transitar el camino hacia la autonomía, su apoyo brinda seguridad y mayor facilidad para la movilidad  por diversos entornos, evitando o alertando de obstáculos y guiando, a su humano, con certeza.

El perro guía deja de  ser una mascota y se convierte en la extensión de la persona, comprende sus necesidades, se anticipa, trabajan para superar desafíos y disfrutar de la vida al máximo. Su relación  se basa en la confianza, el respeto y amor mutuo. Pero para ello es indispensable el riguroso entrenamiento por el que deben pasar los perros al igual que los usuarios con quienes van a compartir y apoyarse. En nuestro país ya se cuenta con la escuela de perros guía,  que está aportando para cambiar la vida de muchas personas.

Como ciudadanía es importante estar informados sobre la forma en que podemos apoyar en caso de encontrarnos frente a este binomio perfecto, perro guía y su humano. Conocemos que los perros guía son encantadores e inspiran mucha ternura por la actitud y labor que realizan, sin embargo existen recomendaciones que debemos seguir:

  • Nunca distraer al perro guía si lleva puesto el arnés, porque se encontrará realizando su labor de guía y estará pendiente de comportarse de forma adecuada, en apoyo a la persona con discapacidad visual. En caso de querer acariciarlo, preguntar primero a su usuario o usuaria si es posible hacerlo, más de una vez recibiremos un no por respuesta, eso no significa ser desagradable o antipático, exiten motivos para ese no. Si se distraen puede haber un percance: un golpe del humano, una caída o un perjuicio para el propio perro.
  • Nunca dar comida a un perro guía, es probable que tenga alguna intolerancia alimentaria y se le puede provocar un problema digestivo que perjudique su salud y altere el apoyo que le brinda a su usuario o usuaria. Tener presente que existen alimentos adecuados para los humanos que son perjudiciales para los perros.
  • Si hay un perro guía cerca, nunca dejar a tu perro suelto, mantenlo controlado a tu lado.
  • Si se necesita dar alguna indicación a la persona que guía el perro, nunca tirar para ello de la correa del arnés, lo correcto es dirigirse a ella y hacerlo, preferentemente, por su lado derecho, el contrario al perro.
  • Los perros guía también disfutan de momentos de descanso y esparcimiento; respetemos  su labor mientras van guiando, dejemos el juego y los saludos para su tiempo de ocio.

Al analizar nuestra realidad local, es preocupante observar que las aceras, las calles y demás espacios físicos no tienen las condiciones que garanticen a las personas con discapacidad visual su movilidad y accesibilidad junto a su perro guía, es importante que las autoridades reflexionen sobre ello y ejecuten cambios que permitan ir construyendo una ciudad inclusiva en todos los aspectos. Los establecimientos particulares también deben dar muestras de empatía y facilitar el acceso a estos asistentes junto a sus usuarios.

El reconocimiento, en su día y siempre,  a nuestros leales y admirados perros guía, su labor de compañeros, confidentes, protectores y fuente de amor incondicional  nos recuerda el poder de la conexión  entre humanos y animales, que nos motiva a ser mejores, más comprensivos e inclusivos.