Los hechos y acontecimientos no siempre se cumplen como uno los espera o como se los planifica, muchas veces aparecen imponderables, dificultades y desastres exógenos que impiden que se cumplan las aspiraciones de miles de personas; en nuestro caso, en el caso ecuatoriano, el despegue del siglo XXI señalaba que el 2020 era el año de las realizaciones, del cumplimiento de los más diversos objetivos.
En el campo internacional existen acontecimientos que crecieron como la espuma y luego se desinflaron cuando lo que les sostenía se terminó; en el caso del socialismo del siglo XXI creció a un ritmo que no se esperaba, gobiernos de Venezuela, Argentina, Ecuador, Brasil, Nicaragua y Bolivia, vivieron momentos especiales por el boom de las materias primas, cuando estas se acabaron o cayeron los precios, su esplendor terminó sin pena ni gloria.
Las protestas se multiplicaron en varias ciudades de diversos países, pedían un cambio político, social y económico, sin embargo, no todos tuvieron los resultados esperados, la mayoría se quedaron en protestas, en otros casos sus demandas fueron atendidas tibiamente y las cosas no cambiaron en la mayoría de países; los gobiernos se mantuvieron en el poder a pesar de su impopularidad; también quedó claro que la protesta es el único camino que tienen los pueblos insatisfechos.
No se ha detenido, de ninguna manera, la lucha contra el narcotráfico en varios países, en más de uno se logró la detención de sus máximos líderes quienes sembraron el terror, sin importar la vida de cientos de personas, con el fin de contrarrestar este mal los países europeos frustraron grandes cargas de droga que llegaban por tierra aire y mar, manteniendo acciones que seguirán por mucho tiempo.
Mientras tanto las acusaciones de corrupción y el descubrimiento de planes para llevar adelante grandes atracos a los fondos del Estado en perjuicio de obras básicas para el pueblo, ha sido la norma; esta pandemia de corrupción se ha hecho presente con mayor fuerza en varios países, ex presidentes encarcelados, uno de ellos se suicidó, otros están siendo investigados, altos funcionarios de gobierno recluidos o procesados, lo que nos demuestra que la corrupción no es privativo del Ecuador, de sus dirigentes políticos, de sus asambleístas, de la burocracia y de personas sin escrúpulos.
Con la entrada del siglo XXI, hasta el año 2020, el mundo se ha vuelto más social, indudablemente las redes sociales han cambiado las formas y hábitos de consumir información, de relacionarse con otras personas, de expresar sus propuestas, lo que hoy es posible a través de las redes sociales era impensable hace una década o hace una generación, vivimos más cerca, pero con mayores conflictos internos y de interrelación.
En realidad la vida ha cambiado tanto que lo que hasta hace una década era impensable ahora es de lo más común, ha cambiado nuestra forma de ser y de actuar en la sociedad, ahora es absolutamente normal, hoy gracias a diversas aplicaciones es más fácil solicitar comida, reservar alojamiento, concretar movilizaciones, realizar transferencias de dinero, es lo más usual entre los consumidores, un cambio radical en nuestra convivencia.
En el Ecuador todo estaba listo para iniciar, poco a poco, una campaña electoral para elegir en febrero próximo al sucesor de Lenín Moreno Garcés, el presidente que nació de Alianza PAIS de la mano de Correa y que ahora se encuentran lejos de esas manifestaciones que tuvo la revolución ciudadana, mientras PAIS aún aspira contar con un candidato con posibilidades, el tablero cambió radicalmente con la negativa de participación de Jaime Nebot y ahora los candidatos aparecen por todas partes; las primarias previstas para las próximas semanas nos acercarán a una realidad electoral presidencial particular. Mientras que los candidatos a asambleístas provinciales aparecen por montones, es de esperarse que los partidos nombren a personas con capacidad, preparación y conocimientos y de altos valores éticos para que no tengamos que votar por improvisados y con dudosa reputación
De la mano de la actividad electoral debemos seguir luchando contra la pandemia del coronavirus, con una esperanza no muy lejana en el horizonte, empresas que trabajan las 24 horas del día para crear una vacuna que combata el virus; mientras tanto cuántas personas deberán ofrendar su vida en el marco de la más grave tragedia que no se ha visibilizado, como debe ser, por la falta de información de los organismos de salud y del Estado de forma general.
Se ha señalado y con mucha razón, que la pandemia del coronavirus y la emergencia sanitaria son el mejor pretexto para justificar lo que se ha dejado de hacer, lo que es responsabilidad de las autoridades provinciales y cantonales, obras que estaban programadas para ser entregadas o por iniciarse, han quedado en nada; será que en pocos meses deberemos partir una vez más de cero.
No podemos dejar de mencionar una de las más graves debilidades que enfrentamos en nuestro terruño, la falta de unidad de nuestras autoridades, la que se hace evidente cuando se trata de defender los derechos y las obras en favor de la ciudad o de la provincia, con ese ejemplo no llegaremos a ninguna parte. Seguimos pensando en el nuevo mercado mayorista, en el centro de faenamiento local o regional, la recuperación de Tilipulo, el parque de la familia, la red de alcantarillado, de agua potable, del servicio técnico de revisión vehicular, del asunto de los informales y de otras obras.
Para satisfacción de varias autoridades les llegó la justificación precisa: la crisis sanitaria y el virus: esta excusa ha sido la salvación aunque se ha llevado muchas vidas. Entonces seguiremos esperando, porque el despegue que todos aspirábamos, se estancó con estas débiles justificaciones.
Columnista. Latacungueño sensible, dócil, franco, admirador de Gabriel García Márquez, el fútbol sigue siendo una pasión recurrente; de Latacunga extraña el ajetreo mercantil de la plaza de El Salto y sus “cosas finas”; amante del periodismo desde hace más de 45 años escribiendo de forma cotidiana para el Diario “La Gaceta”; se formó en el Instituto Internacional de Periodismo “José Martí” La Habana-Cuba.