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¿Cómo interactuar con personas con discapacidad visual?

La discapacidad visual es uno de los dos tipos de discapacidad sensorial, este involucra al sentido de la vista y el otro corresponde a la discapacidad auditiva (sentido del oído). Como en las otras discapacidades, las personas que tienen discapacidad visual también tienen rangos y aquel que corresponde a una pérdida visual severa y/o ceguera total es el que ocasiona mayores afectaciones tanto en la dinámica habitual personal como en la familiar.  El núcleo familiar y el entorno próximo son los que contribuyen de forma realista y positiva a dotarle de un rol activo y de inclusión a quien padece discapacidad visual con el fin de fomentar su independencia.

En torno a la ceguera se han manifestado, a lo largo de su existencia, mitos y creencias que estigmatizan, discriminan e incluso han conducido a la mendicidad a estas personas. Resaltamos una situación importante, que si este sentido esta afectado, son los otros sentidos (olfato, oído, tacto, gusto) los que pueden entrenarse y potencializarse dando ventajas sobre las personas comunes en este aspecto.

Las posibilidades de comunicación y educación mejoraron a partir de 1829, cuando Louis Braille (1809-1852) inventó el sistema de lecto escritura que lleva su nombre. La incorporación de ayudas técnicas como el bastón, el adiestramiento de los perros guía y actualmente la tecnología han favorecido para que las personas con discapacidad visual se incorporen al mundo laboral.

¿Qué podemos hacer para ayudar e interactuar cuando nos encontramos frente a  alguien con discapacidad visual? Algunas sugerencias que encontramos al revisar varios textos:

  • Identificarnos inmediatamente.
  • Ofrecer nuestra ayuda si observamos que duda o existe algún obstáculo.
  • Caminar ligeramente por delante y ofrecer el hombro como punto de apoyo.
  • Informar en qué lugar exacto se encuentra.
  • Si le ofrecemos o indicamos algo, explicarle de lo que se trata.
  • Emplear palabras de guía como izquierda, derecha, adelante, atrás, arriba, abajo, entre otras.
  • En caso de ser necesario tomar su mano y animarlo a reconocer el objeto a través del tacto.
  • Se puede describir verbalmente los escenarios o lugares donde se encuentra.
  • Advertir sobre posibles riesgos.
  • No se le debe halar del brazo e infomar los tipos de transporte que se va a emplear.
  • En el hogar, lugar de trabajo, centros educativos y más, no dejar obstáculos en el camino.
  • Los muebles u otros objetos de uso cotidiano deben permanecer siempre en el mismo lugar y se debe informar si se dan cambios de lugar.
  • No colocar alfombras pequeñas o cualquier objeto en el suelo.
  • Mantener las puertas cerradas o completamente abiertas de acuerdo a la costumbre y respetar.
  • Utilizar vajillas de acabados llanos, sin textura ni diseño.
  • Por seguridad, para encender una hornilla o cocina, emplear encendedor de llama con aplicador alargado y no fósforos para evitar fogonazos.
  • Respetar la organización preestablecida del espacio y las referencias táctiles o auditivas que le permiten ubicarse, esto como principio de convivencia, ya que un ambiente cambiante limita las posiblidades de autonomía.
  • No cambiar de lugar su bastón de movilidad, dejarlo siempre a su alcance.
  • Si tiene un perro guía, no ofrecerle comida o juguetes que le puedan distraer.

La sensibilización social tiene su responsabilidad para contribuir en la disminución de los limitantes por lo que es necesario que nos informemos y contribuyamos a potenciar al máximo la independencia, sin caer en la sobreprotección. Qué importante sería contar en las oficinas de atención al público, en instituciones particulares y públicas, rotulación adicional con el sistema Braille o ayudas auditivas; que nuestras calles cuenten con los mínimos requerimientos para una movilización segura y con la señalética pertinente; que los espacios públicos  sean estos educativos, de servicios, de salud, de recreación  y más sean accesibles para todos.