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UN «DISFRAZ» QUE ASUSTA

Aquí estamos, siglos después de una de las pandemias más letales en la historia de la humanidad, conocida como La Peste Negra; en la actualidad como en la Europa medieval, nos sentimos amenazados por un enemigo que no podemos ver, que nos está causando mucho daño y que a todas luces nos hace ver como una sociedad que jamás estuvo preparada para un evento de esta magnitud.

Las víctimas de la peste sufrían una hinchazón dolorosa de los nódulos linfáticos, ennegrecimiento de la piel y, al final, una muerte agónica. No existía cura y los médicos de la época sólo podían prescribir lo que ellos consideraban brebajes protectores y antídotos. Estos personajes también registraban testamentos y realizaban autopsias. Los «médicos de la peste» del siglo XVII no trataban a los enfermos sin ningún tipo de protección, sino que llevaban un atuendo que hoy podemos considerar sorprendente: iban tapados de pies a cabeza con una larga túnica y llevaban una máscara picuda.

En el siglo VII las personas pensaban que las máscaras puntiagudas purificaban el aire. Estaban equivocados.

En este 2020, que tal parece sacado de un guión cinematográfico de fin del mundo y conspiraciones, todos los días escuchamos hablar de mil y una maneras de prevención del COVID 19, y nos cuestionamos ¿qué estamos haciendo cada uno de nosotros por dejar un precedente en el tiempo?, ¿cómo serán considerados en el futuro nuestros símbolos de lucha para protegernos de la pandemia que nos tocó vivir?.

La historia nos recuerda hechos parecidos, acontecimientos que como humanidad ya  vivimos y superamos. En esta serie de imágenes, nos ponemos en los zapatos, atuendo y máscara de un individuo medieval, en pleno 2020 ¿Cuál sería su reacción al ver que existen personas que no tienen ni la más mínima intención de disciplina y respeto por acatar ciertas reglas? 

Desde nuestro del lente, esperamos que esto termine en algún instante, poder vivir para contarlo y que las próximas generaciones no cometan los mismos errores, que ahora nos están haciendo olvidar la calidez de un apretón de manos y la sensación reconfortante de un abrazo.

Cuídense.