fbpx

DEBEMOS APRENDER A VIVIR LA CUARENTENA EN PLENA PANDEMIA

Estamos viviendo más de 180 días de cuarentena para evitar enfermedades y contagios del coronavirus que se ha expandido en nuestro planeta como una de las más grandes pandemias de la historia de la humanidad, esta situación acarrea una serie de problemas, angustias y estrés que debe ser considerado por el sistema de salud, por las autoridades y por todas las personas que se encuentren en la primera línea o que sienten la necesidad de cumplir la cuarentena.

La pandemia de hecho ha resultado estresante para muchas personas. “El temor y la ansiedad con respecto a una nueva enfermedad y lo que podría suceder, puede resultar abrumador y generar emociones fuertes tanto en adultos como en niños”; a esto se suma la educación que debió adaptarse a estos momentos especiales; la educación a través de video conferencias, en plataformas digitales trae consigo una serie de inconvenientes para los niños, jóvenes y a los mismos profesores que sobre la marcha debieron crear nuevas formas de educación para llegar a sus alumnos a la distancia.

“Las medidas de salud pública, como el distanciamiento social, pueden hacer que las personas se sientan aisladas y en soledad y es posible que aumente el estrés y la ansiedad”, lo que acarrea una serie de problemas emocionales en el hogar o en el lugar en el que se encuentra en cuarentena, problemas que inciden directamente con quienes más cerca se encuentra la persona.

El estrés en ciertos casos puede incluir reacciones como temor y preocupación por su salud y la salud de sus seres queridos; cambios en los patrones de sueño o alimentación; dificultades para dormir o concentrarse; agravamiento de problemas de salud crónicos; agravamiento de problemas de salud mental.

Las personas que pueden responder con mayor intensidad al estrés en una crisis son, entre otras, quienes tienen mayor riesgo de enfermarse gravemente a causa del COVID 19, entre ellos adultos mayores y personas de cualquier edad con ciertas afecciones subyacentes. Niños y adultos. Personas encargadas de cuidar a familiares o seres queridos. Trabajadores de primera línea.

Debemos tener claro los impactos psicológicos que conlleva esta enfermedad, la cuarentena y cómo reducir esos impactos.

Debemos entender claramente que cuarentena es la separación y restricción de movimientos de personas que potencialmente han estado expuestas a una enfermedad contagiosa para determinar si se sienten mal, lo que reduce el riesgo de que infecte a los demás.

Mientras que el aislamiento es la separación de las personas que han sido diagnosticadas con una enfermedad contagiosa, de las personas que no están enfermas.

Los factores estresantes, incluyen una mayor duración de la cuarentena, temor de infección, frustración, aburrimiento, suministros inadecuados, información inadecuada, pérdidas financieras, estigma.

Frente a esta realidad es importante que todos conozcamos lo que debemos hacer en estos momentos, cuando hemos pasado seis meses de cuarentena; debemos saber de un estudio apropiado de nuestra realidad, de la realidad de esta ciudad y sus habitantes en base a nuestro  comportamiento, en base a nuestras costumbres para poder enfrentar los resultados de este proceso ante un virus que recorre el mundo. Debemos saber de planes y proyectos para evitar estos problemas entre los niños y jóvenes; planes y proyectos que beneficien a los adultos, a los adultos mayores, que beneficien a los jubilados, es decir un acercamiento, más que nunca de los sistemas de salud y de las  autoridades a la ciudadanía en general que es la que ha soportado todo el peso de la pandemia. No olvidarse que es fundamental una información adecuada, oportuna, veraz, contextualizada y contrastada. ¿¡Qué hemos hecho en realidad!?